Mi novia y yo buscábamos muebles de alta calidad y precio coherente para nuestra nueva vivienda, una tarea que no nos estaba resultando nada fácil. Una tarde, mientras continuaba con mi labor de ver ofertas a través de Twitter, un amigo “retwitteó” el mensaje de la cuenta de una empresa llamada
Dismobel. Al parecer, se trataba de una entidad que ofrecía una gran variedad de muebles y a un precio que podía resultar adecuado para nuestros intereses. Decidimos visitar su página web y, efectivamente, encontramos productos que, sin perder ni un ápice de calidad o modernidad, entraban dentro de nuestras posibilidades.