Existe algo llamado Agenda 2030 en la que los principales gobiernos tienen que haber cumplido ciertos objetivos en lo que a salud medioambiental se refiere. Al parecer, uno de los grandes enemigos del planeta, es el plástico. Obviamente, los gobiernos se olvidan de algunas pequeñeces, como las guerras, la contaminación que genera la industria o el propio ser humano que es el mayor cáncer del planeta, creando siempre nuevas vías de contaminación al planeta.
Es una realidad que el plástico esta en todas partes y merced a ello, se desechan toneladas y toneladas diariamente. Es una realidad que gran parte de ese plástico va a parar al mar y este, esta siendo muy dañado. Es una realidad que la conciencia colectiva, debe cambiar para lograr que el plástico no sea ese enemigo del planeta en el que lo hemos convertido.
Hablando con los expertos de Bioplásticos Genil, hemos obtenido algunos datos interesantes respecto a las bolsas de plástico, biodegradables o no: cada minuto, son utilizadas quinientas mil bolsas de plástico en el planeta. Es evidente que conviene solucionar este hecho.
Se suponía que las bolsas biodegradables, los bioplásticos o los plásticos compostables, eran la solución, al menos parte de ella, al problema del plástico. En tanto que las nuevas tecnologías siguen en la búsqueda de nuevas y mejores formas de reciclar estos materiales, es inevitable que la falta de conciencia social (el verdadero problema) siga haciendo de las suyas.
No solo se trata de las bolsas de plástico. Este material, por otro lado, uno de los más sostenibles creados por el ser humano, se encuentra en todo lo cotidiano: bolsas, botellas, teléfonos, televisores, embalajes, alimentación (en este particular incluso en algunos de ellos puedes encontrar trazas de plástico). Plástico hay en todas partes, sin embargo, la guerra se dirige sobre todo hacia las bolsas.
De ahí que, de unos años atrás, a algún brillante cerebro, se le ocurriera la brillante idea, de crear bolsas biodegradables a partir de fécula de patata u otros materiales orgánicos. Huelga decir que nos la colaron con queso, porque si, mucho auge con la bolsa de patata que se rompía en lo que tardabas en llegar a casa con la compra y poco después, decidieron volver a poner el plástico de toda la vida y además, cobrártelo.
Se originó un extraño negocio alrededor de las bolsas. Para no hacer uso de tantas, se empezaron a comercializar bolsas de rafia u otros materiales más sostenibles, a un mayor coste debido su durabilidad. Entre cobrar las bolsas normales y las de rafia, se redujo considerablemente su consumo. Se implementaba así, casi sin que nos diéramos cuenta, la reutilización de las bolsas de plástico o el uso de bolsas de tela, rafia, lona… Aquí la variedad es infinita.
Realmente, esto es un gran avance en la lucha contra el plástico. Minimizar su uso en la medida de lo posible y reutilizar las bolsas todas las veces que sea necesario, es parte del objetivo para ganar esta extraña guerra.
La fabricación de bolsas a base de distintos materiales va ganando terreno y es otro de los logros alcanzados. La sostenibilidad de los materiales con los que se obtienen los plásticos biodegradables, compostables y los bioplásticos, es mayor a medida que los avances tecnológicos contribuyen a su reciclaje.
Reciclar es el futuro del plástico
Por supuesto. Ahí esta la clave, en el reciclaje. La era del plástico no toca a su fin, el plástico se reinventa. Gracias a las nuevas técnicas y maquinas de reciclaje, se están llevando a cabo proyectos en los que puede reciclarse el plástico de forma que pueda ser utilizado con fines alimentarios o en cualquier otro sector.
Hasta ahora, reciclar el plástico hasta obtener un resultado tan optimo no era posible siempre. Las máquinas de extrusión no eran capaces de dar como resultado, plásticos trasparentes y con la calidad necesaria para todo tipo de usos. De ahí que su reciclaje lo relegara a las bolsas de basura o materiales aptos para crear mobiliario urbano, por ejemplo.
Otra asignatura pendiente, es el asunto de las tintas aplicadas a los soportes plásticos, ya sea en la impresión de las bolsas o productos laminados. Esto dificulta su reciclado y por tanto, las propias empresas trabajan en encontrar una solución para poder reciclar por igual este tipo de plásticos.
Debido al uso de adhesivos y tintas en este tipo de productos plásticos, se encarece mucho el coste del reciclaje, ya que conlleva diferentes procesos para la eliminación de los mismos.
No obstante, se les da otra vida y son utilizados como materiales para la fabricación de otros productos como ya hemos citado antes.
Una de las grandes ventajas que ofrece el plástico es su facilidad de reciclaje y conversión en otro producto. Al margen de los plásticos que, debido a sus propiedades y las tintas o adhesivos utilizados impiden su reutilización, reciclar los envases de plástico y otros artículos de este material, es sostenible y sus aplicaciones posteriores al reciclado son incontables.
Las empresas encargadas del reciclaje de los materiales plásticos aplican las tecnologías más ecoinnovadoras para la gestión de residuos, reciclado y procesado.
Los nuevos materiales obtenidos, dan lugar a nuevos restos y residuos asociados a eso procesos, cuya vida termina en este punto. Uno de los objetivos de las empresas de gestión de residuos y reciclaje es encontrar la manera de gestionar estos residuos de forma sostenible y obtener, a su vez material para desarrollar otros productos dentro de un contexto de economía circular.
Hasta ahora, gracias a todos los avances y a que poco a poco, la sociedad se va concienciando sobre el reciclaje, parece que la era del plástico no va a llegar a su fin.
Con toda probabilidad, la tecnología llegará a un punto en el que el plástico, tenga vidas infinitas y pueda ser reutilizado una y otra vez, sin fin. O en caso de no poder ser reutilizado, al ser cada vez más biodegradables y compostables, se logrará, no hacer tanto daño al planeta.
Lo más importante para alcanzar los objetivos previstos en el tema de la lucha contra el plástico, no es cumplir con la Agenda 2030. Concienciar a la sociedad y los gobiernos sobre la sostenibilidad real y no engañando con medias verdades a la sociedad, es mejor que lucrarse con la venta de bolsas haciendo creer que es lo mejor para el planeta.
Lo cierto es que, si el plástico es tan dañino, lo mejor es dejar de producirlo, aunque la realidad nos dice que no es así. Los materiales plásticos, son de los más sostenibles que podemos encontrar, tanto a nivel producción como reciclaje.
La cuestión es como reciclar todo ese plástico de la mejor manera posible y por supuesto, eliminarlo cuando su utilización no sea necesaria. En numerosos casos, el uso del plástico en cualquiera de sus formas, es verdaderamente excesivo.
Otro factor más que relevante, es el hecho de que el plástico acabe en el mar. Como evitar eso es otra tarea pendiente. Ya no se trata solo de concienciar a la sociedad sobre el reciclaje, también las empresas que gestionan los residuos deben encontrar el modo de atajar ese problema y evitar arrojar al mar tanto desecho.
Para muchos, es inconcebible y difícil de comprender como el ser humano, tiene esa capacidad de contaminar todo con sus acciones. Al final, a quienes habría que reciclar, es a todos esos seres que pululamos alegremente por el planeta tierra, a ver si reciclándonos nosotros mismos, dejamos de ser el mayor problema del planeta.