¿Se puede vivir sin redes sociales? Pues aunque es duro, puedo afirmar que sí. Después de acsi 4 años ligado a las nuevas tecnologías, puedo decir que no ha habido un solo día en el que no me haya conectado a Facebook, que no haya tuiteado algo o que no haya visto una foto de Instagram. ¿Es la nueva adicción del siglo XXI? Pues parece que sí. Hasta hace poco mi rutina era la misma. Desayunar, ir a mi despacho, sentarme en mi silla de oficina adquirida en Sillas JValls, y comenzar a navegar por las redes sociales.
A lo largo de este tiempo he comprobado que estaba enganchado, demasiado. No podía estar sin ver que hacía mi vecino en el Facebook, si los famosos de turno habían subido fotos a Instagram o que tuiteaban mis compañeros. Entiendo que los famosos comunnity manager, esa profesión que dicen que está tan de moda aunque otros dicen que ya ha tocado techo, convivan con ello durante 24 horas, pero yo…¿realmente necesito estar tan pegado?
De ahí que me decidí a estar un día sin redes. Como era consciente de que me costaría, lo primero que hice fue quitar los datos de mi smarthphone, y claro en casa con el ordenador pues intentar encenderle lo menos posible. Y mira que es complicado, una de mis elecciones era ver la televisión. Pero claro, todo me recordaba a las redes sociales. No hay programa que no tenga su hashtag o que te pidan tu opinión a través de las RRSS.

Recupero mi vida social
Al principio me sentía raro, desbloqueaba el móvil, y me decía, “tío no tienes datos no tienes nada que ver”. Eso sí, echaba un vistazo al correo y guardado. Me extrañó de no llevar el móvil en la mano todo el día pero bueno. Tras sentarme a estudiar, empiezo y a los 5 minutos cojo el móvil. Nada que mirar. Así que me pongo a ello y estudio más concentrado que nunca y acabó en tiempo record. Podría salir a dar un paseo, sin mi móvil no me hace falta. Llego y aún me sobra tarde. Llamo a un amigo para tomar una caña, y pasó un buen rato con mi padre viendo el fútbol por la televisión, sin estar pendiente de lo que publican cuatro twitteros chistosos, que cada vez tiene menos de gracia, y si no, que se lo pregunten a los famosos.
Y sobre todo que si no subo fotos al Facebook, me evito que alguien pueda criticarme. ¿Os imagináis cómo sería la vida hace unos 20 años? Cuando quedábamos para contar nuestras vacaciones y no lo hacíamos todo por la red.
De momento sigo firme en mi decisión y os la recomiendo a todos, aunque tienes esa falsa ilusión de que estás aislado de todo pero creo que la recompensa merece la pena, porque no quiero acabar adicto. Si me tengo que enterar de algo seguro que mis amigos ya se encargan de hacerlo. Al final, mi reflexión es… “queridas redes sociales, cuánto tiempo me habéis robado”. Estoy tan feliz que voy a poner el enlace de este artículo en facebook, para que todos mis amigos lo puedan compartir.